lunes, 3 de noviembre de 2014

En enero de 2015, pagaremos de un golpe, el aumento de las gasolinas

-Senadores aprovechan la crisis por caso Iguala para asestarle nuevo golpe a la economía familiar

Durango, Dgo. (EL CONTRALOR).- Los dramáticos acontecimientos que mantienen al Estado Mexicano en una progresiva crisis, tras la desaparición de los estudiantes de Iguala y el fusilamiento de más de 20 personas en Tlatlaya, Estado de México, han dejado, por el momento, de lado el tema de la economía doméstica.
Esta, esperemos, pasajera realidad ha sido aprovechada ampliamente por nuestros Legisladores en el Senado de la República para aplastar las voces disidentes sobre el nuevo precio de la gasolina que se impondrá a los consumidores mexicanos a partir de las primeras horas de 2015.


Pero antes de abordar el golpe bajo que dará el Secretario de Hacienda a la economía familiar de los mexicanos, hagamos un rapidísimo recorrido sobre el comportamiento del precio de las gasolinas desde que el gobierno panista de Felipe Calderón propuso el incremento gradual al energético.
Y durante la primera semana de febrero de 2014, el periódico La Jornada, realizó un ejercicio muy ilustrativo sobre los incrementos a este energético.
En 2008, el propietario de un automóvil Tsuru (uno de los más populares entre la población mexicana) podía llenar su tanque (de 50 litros) con 385 pesos. Hoy, contando el último incremento al precio de los combustibles que entró en vigor el pasado sábado 1 de noviembre, el mismo tanque se llena con 661 pesos.
Cifras de Petróleos Mexicanos (Pemex) revelan que el precio de la gasolina Magna se ha incrementado en más 61 por ciento en los últimos seis años (cuando iniciaron los incrementos mensuales en el precio de los combustibles) al pasar de 7.7 a 13.22 pesos, una diferencia de cinco pesos con 52 centavos por litro.
El decreto para fortalecer el federalismo fiscal, que dio inicio a los incrementos mensuales al precio de las gasolinas, fue publicado en octubre de 2007 por el entonces Presidente de México Felipe Calderón. Los aumentos que dicho decreto propició han impactado principalmente a las clases medias.
Un análisis de la consultora Melgar de México (citado por el sitio de Internet especializado Portal Automotriz), mostró que al cierre de 2012 circulaban en el país 27.8 millones de unidades, de las cuales alrededor de la mitad eran automóviles, mientras el resto se dividían entre camiones y unidades de usos múltiples.
El estudio detalla que de entre los automóviles mexicanos el segmento más numeroso es el de los autos compactos, con un volumen de 6.6 millones de unidades; seguido de los subcompactos con 5.4 millones, mientras que los vehículos de lujo apenas representaron 1.25 millones de unidades.
Según el último reporte de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) más de la mitad de los autos que se vendieron en México entre 2008 y 2013 pertenecieron al segmento de compactos y subcompactos, mientras que las ventas de autos de lujo y deportivos (cuyos tanques de gasolina son más grandes) apenas representan alrededor de 6 por ciento del total de las unidades comercializadas.
De 2008 a 2013, la industria automotriz vendió en México poco más de 5 millones y medio de automóviles, de los cuales 57 por ciento fueron compactos y subcompactos; 20 por ciento unidades de usos múltiples (principalmente camionetas); 17 por ciento camiones pesados y ligeros y apenas 6 por ciento eran autos de lujo y deportivos.
De acuerdo con las especificaciones técnicas de las marcas automotrices, los autos compactos y subcompactos más vendidos tienen tanques de gasolina que van de 41 a 55 litros.
Por ejemplo, el modelo Versa, de la marca Nissan (el segundo más vendido el año pasado en el segmento de los compactos) tiene un tanque de gasolina con capacidad para 41 litros; mientras que el Aveo, de General Motors (el más vendido de los subcompactos en 2013) posee un tanque de 45 litros.
En las especificaciones técnicas de cada marca se señala que los Tsuru de Nissan y los Jetta de cuatro puertas de Volkswagen, tienen tanques de 50 y 55 litros, respectivamente.
En cambio, los autos de lujo como el Passat (de Volkswagen); el Accord (de Honda) y el Altima (de Nissan), tienen tanques de 70, 65 y 68 litros, respectivamente, aunque sus niveles de ventas son notablemente menores a los de los compactos y subcompactos.
En el caso de los autos deportivos, se observa que los modelos Camaro (de General Motors) y Mustang (de Ford) tienen tanques de gasolina de 75 y 70 litros, respectivamente.
En el segmento de uso múltiple destacan las camionetas CR-V (de Honda); Trax (de General Motors) y Journey (de Chrysler) que tienen tanques de gasolina con capacidades de 58, 53 y 78 litros, respectivamente.
Los datos de Petróleos Mexicanos indican que el incremento de la gasolina Premium en los últimos seis años fue de 35.9 por ciento.
En su “México S.A., el columnista de La Jornada, Carlos Fernández Vega, el pasado viernes 31 de octubre recuerda a las familias mexicanas la nueva realidad que vivirá su economía a partir de hoy lunes.
El penúltimo gasolinazo de 2014 tuvo lugar el sábado primero de noviembre. La gasolina Magna subió 9 centavos y pasó de 13.13 a 13.22 pesos por litro, mientras que la Premium y el Diesel subieron 11 centavos, de 13.89 a 14.00 y de 13.72 a 13.83 pesos por litro, respectivamente. 
En tanto, los precios en Estados Unidos continúan bajando. La gasolina regular bajó a menos de 11 pesos el litro. Todavía queda otro gasolinazo este año: el primer sábado de diciembre los precios volverán a subir en la misma proporción (9 y 11 centavos). 
El incremento de los combustibles durante este año terminará siendo de entre 9.7 y 11.6 por ciento, muy por encima de la inflación de 4.22 por ciento. A partir del primero de enero de 2015 entrará en vigor lo que establece la Ley de Ingresos de la Federación, corregida y aprobada ayer por el Legislativo: el precio será determinado por el Ejecutivo, y aumentará una sola vez al año con base en la inflación, que está calculada en 3 por ciento, con lo cual la Magna costaría 13.70, la Premium 14.53 y el Diesel 14.35 pesos. 
Según esto, será el único gasolinazo de 2015. Sin embargo, hay quienes lo dudan. El precio internacional del petróleo sigue en picada y podría suceder que se pida un esfuerzo patriótico a los mexicanos para salvar la situación.
Pero Enrique Galván Ochoa, otro de los agudos analistas de La Jornada, retoman el mismo tema desde otro ángulo: “desde los quiméricos tiempos en los que México estaba a un tris de ingresar al primer mundo (Salinas dixit) el pretexto oficial ha sido que es necesario equiparar el precio interno con el externo (léase el de Estados Unidos), porque de otra suerte se aplicaría un injustificable subsidio a las gasolinas”.
Dice Galván Ochoa que cinco gerentes de Los Pinos al hilo (de Salinas a Peña Nieto) han utilizado tal justificación para elevar permanentemente el precio final de las gasolinas (la producida aquí y la de importación), tanto que a estas alturas dicho precio resulta 16.6 por ciento mayor al registrado en Estados Unidos, o lo que es lo mismo el mercado a equiparar.
En su campaña electoral, Enrique Peña Nieto prometió bajar los precios de los combustibles y las tarifas eléctricas para beneficiar los bolsillos de los mexicanos. Y para alcanzar tal objetivo y concretar su oferta, dijo que era necesario aprobar una reforma energética moderna. El interés ciudadano antes que nada, según cacarearon los promotores de la modernidad.
El susodicho descaradamente incumplió la primera parte de esa promesa, pero la segunda ya es Ley (y ante cualquier eventualidad la Suprema Corte de Justicia de la Nación le limpió la alfombra), por mucho que entre una y otra no exista congruencia alguna, porque los precios de los combustibles y las tarifas eléctricas se mantienen al alza.
Durante el debate en torno a la reforma energética, el coro legislativo del Ejecutivo prometió una sustancial reducción en los precios y tarifas referidos, y a los mexicanos prometieron el paraíso si se llevaba a efecto la modernización sectorial, pero una vez aprobada por ambas Cámaras el recule fue la norma, porque sus personeros de repente se dieron cuenta, por ejemplo, de que los precios de las gasolinas, “con todo y reforma no bajarán, porque se regirán por el mercado internacional y la oferta y la demanda.
Sin embargo, a estas alturas en Estados Unidos (el marco de referencia para la política de precios del gobierno mexicano) la oferta y la demanda internacional ha llevado los precios de las gasolinas a un promedio de 11.91 pesos por litro, mientras en México la Premium se vende a 13.89 pesos, sin olvidar que aún faltan por aplicar dos gasolinazos (los de noviembre y diciembre) en el presente año.
Actualmente el precio de la gasolina Premium en el mercado mexicano es equiparable al vigente en países como Jamaica y Sierra Leona, naciones que no extraen petróleo y, obviamente, menos lo refinan. Por si fuera poco, la segunda de ellas acumula décadas de una aterradora guerra civil que no tiene para cuando. A pesar de todo, el precio del litro es igual al del mercado mexicano, donde impera la paz social y una economía sólida y moderna.

El gobierno enumeró los objetivos de la reforma energética: mejorar la economía de las familias; bajarán los recibos de la luz y el gas; al tener gas más barato, se podrá producir fertilizantes de mejor precio, lo que resultará en alimentos más baratos; aumentar la inversión y los empleos: se crearán nuevos trabajo en los próximos años; con las nuevas empresas habrá cerca de medio millón de empleos más en este sexenio y 2 y medio millones más para 2025, en todo el País; reforzar a Pemex y a CFE, las cuales seguirán siendo empresas 100 por ciento de los mexicanos y 100 por ciento públicas; reforzar la rectoría del Estado como propietario del petróleo y gas y como regulador de la industria petrolera. Eso, y mucho más.
Sin embargo, en un sondeo de opinión realizado por la Cámara de Diputados (la cual, a pesar de todo, aprobó la reforma) advierte que sobre la unánime percepción de que en nuestro País el precio de la gasolina es caro, de tal suerte que contrario a lo que podría esperarse como resultado de la campaña mediática referente a un eventual abaratamiento de las gasolinas ocasionado por la aprobación de la reforma constitucional en materia energética, una mayoría de los ciudadanos encuestados afirma que el precio de la gasolina no disminuirá, sino que por el contrario aumentará como resultado de la reforma energética.
Y, ¡sorpresa!, el precio de la gasolina no ha dejado de subir. De hecho, más allá de los dos gasolinazos pendientes del presente año, en el primer segundo de 2015 el Gobierno Federal aplicará, de golpe, un aumento de 3 por ciento al precio del combustible, con todo y su reforma aprobada.
Por si alguien tuviera la esperanza de que ello no sucederá, el pasado jueves el Senado de la República aprobó tal acción, mediante el voto del dúo dinámico PRI-PVEM, el cual abiertamente rechazó cancelar el mega gasolinazo de arranque de año. De hecho, el único cambio aprobado por esa instancia fue el tijeretazo (de 81 a 79 dólares) al precio del barril mexicano de exportación.
Tricolores y verdes simplemente levantaron el dedo e hicieron caso omiso de las advertencias de la oposición (la cual, por cierto, también aprobó la reforma energética”). Algunos de los señalamientos (se respeta sintaxis) de los que votaron en contra del citado 3 por ciento fueron los siguientes:
Hay alza de impuestos, desde luego; vean nada más el cambio que se da en el IVA, se va para arriba, ya se decía que hace un momento sin ninguna explicación, y otra alza de impuestos son los del impuesto especial sobre producción y servicios; en el IEPS aparece un crecimiento enorme que no está justificado más que por lo que están preparando, que son los nuevos gasolinazos, es decir, aquí toda la mentira de que teníamos que hacer la reforma energética para evitar el crecimiento este del déficit en materia de precio de gasolina, bueno, pues ahora ya van abiertamente y es al IEPS y el crecimiento del IEPS, que es un impuesto disfrazado, van a ser los precios de la gasolina, que son cada vez más apartados de los precios en Estados Unidos, que era el otro de los pretextos para hacer la reforma energética.
Uno más: esta Ley (de Ingresos) plantea recaudar 24 mil millones de pesos de gasolinas, cuando la narrativa del gobierno ha insistido en que las gasolinas bajarán de precio en el corto plazo. Eso, es una mentira. Medraron en 2012 con los gasolinazos, hicieron sus campañas prometiendo que acabarían los gasolinazos, continuaron los deslizamientos; pero como viene el año de elecciones de 2015, entonces en un solo golpe nos van a recetar 40 centavos, porque están proponiendo que en enero la gasolina se aumente 3 por ciento.

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