-Senadores aprovechan
la crisis por caso Iguala para asestarle nuevo golpe a la economía familiar
Durango,
Dgo. (EL CONTRALOR).-
Los dramáticos acontecimientos que mantienen al Estado Mexicano en una
progresiva crisis, tras la desaparición de los estudiantes de Iguala y el
fusilamiento de más de 20 personas en Tlatlaya, Estado de México, han dejado,
por el momento, de lado el tema de la economía doméstica.
Esta, esperemos, pasajera realidad ha sido
aprovechada ampliamente por nuestros Legisladores en el Senado de la República
para aplastar las voces disidentes sobre el nuevo precio de la gasolina que se
impondrá a los consumidores mexicanos a partir de las primeras horas de 2015.
Pero antes de abordar el golpe bajo que dará
el Secretario de Hacienda a la economía familiar de los mexicanos, hagamos un
rapidísimo recorrido sobre el comportamiento del precio de las gasolinas desde
que el gobierno panista de Felipe Calderón propuso el incremento gradual al
energético.
Y durante la primera semana de febrero de
2014, el periódico La Jornada, realizó un ejercicio muy ilustrativo sobre los
incrementos a este energético.
En 2008, el propietario de un automóvil Tsuru
(uno de los más populares entre la población mexicana) podía llenar su tanque
(de 50 litros) con 385 pesos. Hoy, contando el último incremento al precio de
los combustibles que entró en vigor el pasado sábado 1 de noviembre, el mismo
tanque se llena con 661 pesos.
Cifras de Petróleos Mexicanos (Pemex) revelan
que el precio de la gasolina Magna se ha incrementado en más 61 por ciento en
los últimos seis años (cuando iniciaron los incrementos mensuales en el precio
de los combustibles) al pasar de 7.7 a 13.22 pesos, una diferencia de cinco pesos
con 52 centavos por litro.
El decreto para fortalecer el federalismo
fiscal, que dio inicio a los incrementos mensuales al precio de las gasolinas,
fue publicado en octubre de 2007 por el entonces Presidente de México Felipe
Calderón. Los aumentos que dicho decreto propició han impactado principalmente
a las clases medias.
Un análisis de la consultora Melgar de México
(citado por el sitio de Internet especializado Portal Automotriz), mostró que
al cierre de 2012 circulaban en el país 27.8 millones de unidades, de las
cuales alrededor de la mitad eran automóviles, mientras el resto se dividían
entre camiones y unidades de usos múltiples.
El estudio detalla que de entre los
automóviles mexicanos el segmento más numeroso es el de los autos compactos,
con un volumen de 6.6 millones de unidades; seguido de los subcompactos con 5.4
millones, mientras que los vehículos de lujo apenas representaron 1.25 millones
de unidades.
Según el último reporte de la Asociación
Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) más de la mitad de los autos
que se vendieron en México entre 2008 y 2013 pertenecieron al segmento de
compactos y subcompactos, mientras que las ventas de autos de lujo y deportivos
(cuyos tanques de gasolina son más grandes) apenas representan alrededor de 6
por ciento del total de las unidades comercializadas.
De 2008 a 2013, la industria automotriz
vendió en México poco más de 5 millones y medio de automóviles, de los cuales
57 por ciento fueron compactos y subcompactos; 20 por ciento unidades de usos
múltiples (principalmente camionetas); 17 por ciento camiones pesados y ligeros
y apenas 6 por ciento eran autos de lujo y deportivos.
De acuerdo con las especificaciones técnicas
de las marcas automotrices, los autos compactos y subcompactos más vendidos
tienen tanques de gasolina que van de 41 a 55 litros.
Por ejemplo, el modelo Versa, de la marca
Nissan (el segundo más vendido el año pasado en el segmento de los compactos)
tiene un tanque de gasolina con capacidad para 41 litros; mientras que el Aveo,
de General Motors (el más vendido de los subcompactos en 2013) posee un tanque
de 45 litros.
En las especificaciones técnicas de cada
marca se señala que los Tsuru de Nissan y los Jetta de cuatro puertas de
Volkswagen, tienen tanques de 50 y 55 litros, respectivamente.
En cambio, los autos de lujo como el Passat
(de Volkswagen); el Accord (de Honda) y el Altima (de Nissan), tienen tanques
de 70, 65 y 68 litros, respectivamente, aunque sus niveles de ventas son
notablemente menores a los de los compactos y subcompactos.
En el caso de los autos deportivos, se
observa que los modelos Camaro (de General Motors) y Mustang (de Ford) tienen
tanques de gasolina de 75 y 70 litros, respectivamente.
En el segmento de uso múltiple destacan las
camionetas CR-V (de Honda); Trax (de General Motors) y Journey (de Chrysler)
que tienen tanques de gasolina con capacidades de 58, 53 y 78 litros,
respectivamente.
Los datos de Petróleos Mexicanos indican que
el incremento de la gasolina Premium en los últimos seis años fue de 35.9 por
ciento.
En su “México S.A., el columnista de La
Jornada, Carlos Fernández Vega, el pasado viernes 31 de octubre recuerda a las
familias mexicanas la nueva realidad que vivirá su economía a partir de hoy lunes.
El penúltimo gasolinazo de 2014 tuvo lugar el
sábado primero de noviembre. La gasolina Magna subió 9 centavos y pasó de 13.13
a 13.22 pesos por litro, mientras que la Premium y el Diesel subieron 11
centavos, de 13.89 a 14.00 y de 13.72 a 13.83 pesos por litro,
respectivamente.
En tanto, los precios en Estados Unidos
continúan bajando. La gasolina regular bajó a menos de 11 pesos el litro.
Todavía queda otro gasolinazo este año: el primer sábado de diciembre los
precios volverán a subir en la misma proporción (9 y 11 centavos).
El incremento de los combustibles durante
este año terminará siendo de entre 9.7 y 11.6 por ciento, muy por encima de la
inflación de 4.22 por ciento. A partir del primero de enero de 2015 entrará en
vigor lo que establece la Ley de Ingresos de la Federación, corregida y aprobada
ayer por el Legislativo: el precio será determinado por el Ejecutivo, y
aumentará una sola vez al año con base en la inflación, que está calculada en 3
por ciento, con lo cual la Magna costaría 13.70, la Premium 14.53 y el Diesel
14.35 pesos.
Según esto, será el único gasolinazo de 2015.
Sin embargo, hay quienes lo dudan. El precio internacional del petróleo sigue
en picada y podría suceder que se pida un esfuerzo patriótico a los mexicanos
para salvar la situación.
Pero Enrique Galván Ochoa, otro de los agudos
analistas de La Jornada, retoman el mismo tema desde otro ángulo: “desde los
quiméricos tiempos en los que México estaba a un tris de ingresar al primer
mundo (Salinas dixit) el pretexto oficial ha sido que es necesario equiparar el
precio interno con el externo (léase el de Estados Unidos), porque de otra
suerte se aplicaría un injustificable subsidio a las gasolinas”.
Dice Galván Ochoa que cinco gerentes de Los
Pinos al hilo (de Salinas a Peña Nieto) han utilizado tal justificación para
elevar permanentemente el precio final de las gasolinas (la producida aquí y la
de importación), tanto que a estas alturas dicho precio resulta 16.6 por ciento
mayor al registrado en Estados Unidos, o lo que es lo mismo el mercado a
equiparar.
En su campaña electoral, Enrique Peña Nieto
prometió bajar los precios de los combustibles y las tarifas eléctricas para
beneficiar los bolsillos de los mexicanos. Y para alcanzar tal objetivo y
concretar su oferta, dijo que era necesario aprobar una reforma energética moderna.
El interés ciudadano antes que nada, según cacarearon los promotores de la
modernidad.
El susodicho descaradamente incumplió la
primera parte de esa promesa, pero la segunda ya es Ley (y ante cualquier
eventualidad la Suprema Corte de Justicia de la Nación le limpió la alfombra),
por mucho que entre una y otra no exista congruencia alguna, porque los precios
de los combustibles y las tarifas eléctricas se mantienen al alza.
Durante el debate en torno a la reforma
energética, el coro legislativo del Ejecutivo prometió una sustancial reducción
en los precios y tarifas referidos, y a los mexicanos prometieron el paraíso si
se llevaba a efecto la modernización sectorial, pero una vez aprobada por ambas
Cámaras el recule fue la norma, porque sus personeros de repente se dieron
cuenta, por ejemplo, de que los precios de las gasolinas, “con todo y reforma
no bajarán, porque se regirán por el mercado internacional y la oferta y la
demanda.
Sin embargo, a estas alturas en Estados
Unidos (el marco de referencia para la política de precios del gobierno
mexicano) la oferta y la demanda internacional ha llevado los precios de las
gasolinas a un promedio de 11.91 pesos por litro, mientras en México la Premium
se vende a 13.89 pesos, sin olvidar que aún faltan por aplicar dos gasolinazos
(los de noviembre y diciembre) en el presente año.
Actualmente el precio de la gasolina Premium
en el mercado mexicano es equiparable al vigente en países como Jamaica y
Sierra Leona, naciones que no extraen petróleo y, obviamente, menos lo refinan.
Por si fuera poco, la segunda de ellas acumula décadas de una aterradora guerra
civil que no tiene para cuando. A pesar de todo, el precio del litro es igual
al del mercado mexicano, donde impera la paz social y una economía sólida y
moderna.
El gobierno enumeró los objetivos de la
reforma energética: mejorar la economía de las familias; bajarán los recibos de
la luz y el gas; al tener gas más barato, se podrá producir fertilizantes de
mejor precio, lo que resultará en alimentos más baratos; aumentar la inversión
y los empleos: se crearán nuevos trabajo en los próximos años; con las nuevas
empresas habrá cerca de medio millón de empleos más en este sexenio y 2 y medio
millones más para 2025, en todo el País; reforzar a Pemex y a CFE, las cuales
seguirán siendo empresas 100 por ciento de los mexicanos y 100 por ciento
públicas; reforzar la rectoría del Estado como propietario del petróleo y gas y
como regulador de la industria petrolera. Eso, y mucho más.
Sin embargo, en un sondeo de opinión realizado
por la Cámara de Diputados (la cual, a pesar de todo, aprobó la reforma)
advierte que sobre la unánime percepción de que en nuestro País el precio de la
gasolina es caro, de tal suerte que contrario a lo que podría esperarse como
resultado de la campaña mediática referente a un eventual abaratamiento de las
gasolinas ocasionado por la aprobación de la reforma constitucional en materia
energética, una mayoría de los ciudadanos encuestados afirma que el precio de
la gasolina no disminuirá, sino que por el contrario aumentará como resultado
de la reforma energética.
Y, ¡sorpresa!, el precio de la gasolina no ha
dejado de subir. De hecho, más allá de los dos gasolinazos pendientes del
presente año, en el primer segundo de 2015 el Gobierno Federal aplicará, de
golpe, un aumento de 3 por ciento al precio del combustible, con todo y su
reforma aprobada.
Por si alguien tuviera la esperanza de que
ello no sucederá, el pasado jueves el Senado de la República aprobó tal acción,
mediante el voto del dúo dinámico PRI-PVEM, el cual abiertamente rechazó
cancelar el mega gasolinazo de arranque de año. De hecho, el único cambio
aprobado por esa instancia fue el tijeretazo (de 81 a 79 dólares) al precio del
barril mexicano de exportación.
Tricolores y verdes simplemente levantaron el
dedo e hicieron caso omiso de las advertencias de la oposición (la cual, por
cierto, también aprobó la reforma energética”). Algunos de los señalamientos
(se respeta sintaxis) de los que votaron en contra del citado 3 por ciento
fueron los siguientes:
Hay alza de impuestos, desde luego; vean nada
más el cambio que se da en el IVA, se va para arriba, ya se decía que hace un
momento sin ninguna explicación, y otra alza de impuestos son los del impuesto
especial sobre producción y servicios; en el IEPS aparece un crecimiento enorme
que no está justificado más que por lo que están preparando, que son los nuevos
gasolinazos, es decir, aquí toda la mentira de que teníamos que hacer la
reforma energética para evitar el crecimiento este del déficit en materia de
precio de gasolina, bueno, pues ahora ya van abiertamente y es al IEPS y el
crecimiento del IEPS, que es un impuesto disfrazado, van a ser los precios de
la gasolina, que son cada vez más apartados de los precios en Estados Unidos,
que era el otro de los pretextos para hacer la reforma energética.
Uno más: esta Ley (de Ingresos) plantea recaudar
24 mil millones de pesos de gasolinas, cuando la narrativa del gobierno ha
insistido en que las gasolinas bajarán de precio en el corto plazo. Eso, es una
mentira. Medraron en 2012 con los gasolinazos, hicieron sus campañas
prometiendo que acabarían los gasolinazos, continuaron los deslizamientos; pero
como viene el año de elecciones de 2015, entonces en un solo golpe nos van a
recetar 40 centavos, porque están proponiendo que en enero la gasolina se
aumente 3 por ciento.
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